Varias personalidades influyentes han sido detenidas en Túnez. El presidente enfrenta la corrupción de frente. Una enfermedad endémica en este país.
Es el quinto de los 12 trabajos de Hércules. El héroe de la mitología grecorromana tenía un día para limpiar los establos de Augias que tenían una gran particularidad, la de no haber sido limpiados durante tres décadas, en particular gracias a la inmunidad contra la enfermedad de la que gozaba el ganado, considerada un don divino. Un día, esto es también lo que le tomó a Kaïs Saïed, el presidente tunecino, comenzar su operación de limpieza el sábado pasado.
El 11 de febrero, la policía tunecina arrestó a varias figuras públicas. Desde entonces, quienes hicieron -o más bien deshicieron- Túnez ayer ya no duermen tranquilos: este lunes fue arrestado el exministro de Justicia y líder del partido islamista Ennahdha Noureddine Bhiri, justo antes que Noureddine Boutar, director gerente de la emisora de radio privada Mosaïque FM. A ellos se suman, tras las rejas, el exlíder de Ennahdha Abdelhamid Jelassi, el activista político Khayam Turki, dos exmagistrados y el empresario Kamel Eltaïef.
Kamel Eltaïef, símbolo de la corrupción
Este último es, sin duda, el personaje más emblemático de esta limpieza periódica. A sus 68 años, Kamel Eltaïef es de hecho una de las figuras de la corrupción. Actor del "golpe médico" que derrocó del poder al presidente tunecino Habib Bourguiba en 1987, a favor de Zine El Abidine Ben Ali, Eltaïef ha pasado por las gotas de la justicia en los últimos años, a pesar de los cambios de presidentes. Un dato rarísimo que demuestra cuánto tuvo que usar el empresario sus redes y hacer uso de su fortuna para acomodarse a distintos regímenes.
“A menudo decimos que Kais Saïed está loco. Se necesitó coraje, incluso cierta 'locura' para atacar a un Túnez corrupto tanto en la política como en los negocios”, describe un sabio observador de la vida política tunecina. Túnez no tiene nada que envidiar a las cuadras de Augeas y Kaïs Saïed, a pesar de todos los reproches que se le puedan hacer, se ve de buena gana en el Hércules. “Cuando uno se preocupa por el futuro de un país, lo primero que hay que hacer es atacar el mal de raíz”, prosigue nuestro observador. Y Eltaïef es, desde hace décadas, el símbolo de un mal que se ha vuelto endógeno”.
BCE, Chahed, Ghannouchi… Los sepultureros de la República
¿Era abordar la causa raíz la única solución? Varios regímenes sucesivos han intentado, o pretendido, introducir reformas. Pero en realidad, "nada podía ayudar a enderezar una Túnez burguibo-benalista construida sobre apariencias, que los Ghannouchi, Caïd Essebsi y otros Youssef Chahed, los peores sepultureros, acabaron acabando bajo las engañosas apariencias de un país democráticamente dirigido", afirma un Periodista tunecino, bajo condición de anonimato. Inacción, corrupción y falta de visión… Esto es lo que ha caracterizado a cada uno de los sucesivos regímenes en Túnez.
Queda por ver cuáles serán las consecuencias de las acciones de Kaïs Saïed. A los ojos de Occidente, sigue siendo quien confiscó todos los poderes y se burló de las instituciones de la República. “En Túnez, nadie puede dudar de la probidad de Kaïs Saïed, nadie puede dudar de su coraje con estos pretextos”, admite un especialista en política tunecina que se hace la verdadera pregunta: “¿De qué instituciones estamos hablando? ¿Nosotros? ¿En su mayoría instituciones corruptas? Esto es lo que es. Y si ninguna parte es responsable, de hecho lo son todos”.
La historia juzgará las acciones de Kaïs Saïed
Mirar la situación en Túnez y hacer un balance de las primeras acciones de Kaïs Saïed es apresurado. Habrá que ver qué conserva la historia de su paso. Hoy, las apariencias pueden engañar, los comentaristas políticos parecen asustados por la situación. Una situación con la que una parte de la burguesía tunecina estaba satisfecha hasta el día de hoy, prefiriendo conservar sus privilegios en un país corrupto. “El camino será largo, pero al menos Túnez va por buen camino. Kaïs Saïd es el único que ha tomado el camino de la honestidad”, admite el periodista tunecino.
Por lo tanto, es una carretera que se abre en Kaïs Saïed. Hoy, al hacerse pasar por el principal enemigo de la corrupción, el presidente tunecino está abriendo el camino a la verdadera libertad del ciudadano tunecino. La corrupción “socava la confianza en las instituciones públicas, obstaculiza el desarrollo económico y perjudica peligrosamente el ejercicio de los derechos humanos”, resume con bastante acierto el Consejo de Europa. Durante décadas, los tunecinos han soportado la corrupción y se han hundido en el desprecio por sí mismos.
Melocotón saïed con granada
Aún así, las acciones de Kaïs Saïed tendrán consecuencias. Positivo ante todo: deberíamos ver finalmente la desaparición de esta impunidad que es el motor de la corrupción. Personalmente, Kaïs Saïed debería obtener un resurgimiento en popularidad, en particular haciendo que Ennahdha asuma sus responsabilidades. Hace unos días, el Ministerio de Justicia creó una cantera de jueces instructores que investigarán los asesinatos de Chokri Belaïd y Mohammed Brahmi, cuyos expedientes se han dividido en seis partes. Este nuevo método debería finalmente arrojar luz sobre estos asesinatos.
“El presidente tunecino ha iniciado una verdadera pesquería de granadas. Inevitablemente habrá víctimas colaterales, pero es fundamental ya que el charco lo ensucia la corrupción”, resume un exiliado político. Para este último, ya no se trata de una lucha ideológica: "Aunque no apoyáramos a Kaïs Saïed, lo seguimos por la fuerza de las circunstancias, porque la corrupción y la impunidad siempre han sido la gangrena de Túnez".