Para su primera aparición en los medios en varias semanas, el presidente tunecino Kaïs Saïed improvisó una rueda de prensa el martes, junto con un curso de derecho constitucional... y religión.
“La soberanía y el poder pertenecen al pueblo”, “el Estado-nación es sólo una quimera” y la separación de poderes de Montesquieu “no está libre de críticas”. En unos minutos, el Jefe de Estado tunecino Kaïs Saïed explicó con destreza su visión de la futura Constitución de su país. Una Constitución cuyo proyecto, redactado en una pequeña comisión, será sometido a referéndum el 25 de julio.
Se han filtrado varios detalles, entre ellos el abandono de la fórmula de la "religión del Estado" de las Constituciones anteriores, pero también la institucionalización de una economía liberal, o la transformación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial en "funciones".
Tantos puntos que la oposición tunecina, desde los partidos políticos hasta los sindicatos, sigue denunciando. Kaïs Saïed, se queda en las uñas, con su fórmula habitual, y su eslogan electoral: "El pueblo quiere".
Aún así, esta vez, las habituales acusaciones de Kaïs Saïed por “traidores y asesinos” cuya identidad aún nadie conoce, ya no fueron suficientes para mantener su índice de popularidad. Así, este martes 21 de junio, el jefe de Estado tunecino aprovechó la salida de los peregrinos hacia La Meca para pronunciarse sobre todos los temas enfadados.
Religión, la nueva arma de Kaïs Saïed
El discurso de Kaïs Saïed a los medios de comunicación -respondió a algunas preguntas extrañamente benévolas- fue bien recibido por una gran parte de los internautas. Y, precisamente, esta salida mediática tuvo lugar en el aeropuerto, donde Saïed acudió a recibir a los peregrinos que partían hacia Arabia Saudí. Algo para añadir religión a sus palabras. Cualquier cosa menos trivial.
Porque entre las novedades de la Constitución tunecina que será sometida a referéndum el próximo mes, la supresión pura y simple de la fórmula “el Islam es su religión”, hablando del Estado. Un vector de comunicación muy retomado por los opositores de Saïed, algunos de los cuales lo acusan de ser "demasiado laico".
Después de todo, Kais Saied ha tomado todo el poder en Túnez al expulsar a los islamistas del partido Ennahdha. Pero aún otros opositores, del otro lado, acusaron a Kaïs Saïed de “tener un lado salafista”.
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Al parecer, Kaïs Saïed ha perdido popularidad en los últimos meses. Pero, a diferencia de sus oponentes, el presidente tunecino sabe manejar un micrófono. Sobre la cuestión de la religión del Estado, Saïed se limitó a decir: “El Estado es una persona moral, como una sociedad, pero nunca tendrá una ética humana, y no irá al paraíso, ni al infierno”. Y para continuar: “El Islam y la Sharia deben ante todo darse cuenta de sus motivos. Y a riesgo de dar un sermón, (…) Dios dijo, sobre todo, que los musulmanes 'eran la mejor Ummah (comunidad, nota del editor) que hemos producido para los hombres'. Y no el mejor estado o nación”.
Un discurso criticado por los medios tunecinos, pero que tuvo mucha respuesta de las poblaciones. Más significativo aún a la vista del contexto, y el discurso se pronunció junto al embajador saudí, sonriendo.
زيارة رئيس الجمهورية #قيس_سعيد مطار تونس قرطاج لتوديع الحجيج والإطلاع على ظروف انطلاق الرحلات. #TnPR pic.twitter.com/FUEU9efB8N
— Presidencia tunecina – الرئاسة التونسية (@TnPresidency) 21 de junio de 2022
Kaïs Saïed busca ir más allá de los principios constitucionales de sus antecesores
Sin embargo, Kaïs Saïed no se limitó al discurso religioso. Su “conferencia” improvisada se centró principalmente en la promoción de su proyecto de Constitución. Un proyecto que ha recibido muchas críticas. Dado que el jefe de Estado tunecino es económicamente liberal, las declaraciones de los miembros de su comisión constituyente propusieron planes para institucionalizar el modelo económico liberal... en la Constitución.
Pero como un republicano estadounidense, Kaïs Saïed insistió en convencer al público de la reducción de los poderes del Estado. “Son las dictaduras las que erigen efigies, y las que las veneran, lamentablemente en el siglo XXI”, explica Kaïs Saïed, antes de retomar su discurso religioso. “El Islam condena esta idolatría” o “El Islam fomenta la libertad”.
Una forma de Kaïs Saïed de desacralizar el establecimiento político de sus predecesores desde la independencia. De hecho, los dos presidentes del partido único, Habib Bourguiba y Zine el-Abidine Ben Ali, fueron precisamente grandes defensores del “Estado-nación” tunecino.
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"Si Kaïs Saïed está desmantelando esta noción hoy, es tanto para superar a sus oponentes al desarmarlos, como para borrar los principios constitucionales de la primera República de Túnez", declaró un profesor tunecino de derecho constitucional en el Journal of Africa. Pero, al hacerlo, el jefe de Estado tunecino también atrae los medios de un poder blando religioso no desdeñable. ¿Hasta el punto de convertir al más sectario de sus conciudadanos? El referéndum del 25 de julio seguramente dirá más.