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Túnez: disolución del Consejo Superior de la Magistratura, ¿una bendición disfrazada?

Kais dijo

El presidente tunecino, Kaïs Saïed, ha anunciado la disolución de la máxima autoridad judicial del país, el Consejo Superior de la Magistratura (CSM). Según el Jefe de Estado, el CSM sería "parcial" y "corrupto".

Es una máquina picada de viruelas a la que Kaïs Saïed ha parado. En Túnez, tras varias semanas de tensión entre el Consejo Superior de la Magistratura (CSM) y el presidente Kaïs Saïed, este último anunció la –esperada– disolución del consejo.

El jefe de Estado tunecino y la máxima autoridad judicial habían estado enfrentados desde que el CSM se negara a validar el proyecto de reconciliación criminal de Kaïs Saïed. Luego se filtró un documento interno que repetía los errores legales contenidos en el proyecto de decreto.

Kaïs Saïed había publicado entonces, a principios de enero, un decreto que ponía fin a las bonificaciones y privilegios concedidos a los miembros del CSM. Una forma del jefe de Estado tunecino de presionar a los magistrados del consejo.

Finalmente, fue durante una visita al Ministerio del Interior cuando Kaïs Saïed manifestó su intención de disolver el CSM. “Estos jueces fueron demasiado maleables en varios casos. El Consejo Superior de la Judicatura ahora pertenece a la historia, sin embargo, yo les había advertido en varias ocasiones”, dijo Kaïs Saïed.

En otras palabras, el presidente tunecino también acusa al CSM de parcialidad ya sus jueces de corruptos. Kaïs Saïed llamó a sus seguidores a manifestarse en el aniversario del asesinato del líder de la izquierda tunecina Chokri Belaïd, asesinado el 6 de febrero de 2013. Un asesinato que aún no ha sido esclarecido. Un error que Kaïs Saïed también imputa al poder judicial.

Una decisión simbólica y legal

El simbolismo de este acto radical del presidente tunecino, por tanto, no escapa a nadie. Para gran parte de los tunecinos, el secreto del asesinato de Chokri Belaïd, aún inextricable, ha debilitado mucho la imagen del poder judicial en el país durante años.

Por su parte, Kaïs Saïed está políticamente en guerra con la misma corriente política contra la que Chokri Belaïd hizo campaña en vida, la derecha tunecina con, a la cabeza, el partido islamista Ennahdha.

Ennahdha está en el poder en Túnez desde la caída del ex dictador Ben Ali, y hasta que Kaïs Saïed suspendió la Asamblea de Representantes del Pueblo (ARP), centro de poder de Ennahdha, donde el partido estaba a la cabeza de la mayoría, y cuyo líder Rached Ghannouchi fue presidente.

Kaïs Saïed también había destituido al jefe de gobierno y suspendido la Constitución, reuniendo en sus manos el poder ejecutivo y legislativo. Pero en lo que respecta al poder judicial, si el presidente había anunciado que se convertiría en el jefe del Ministerio Público, desde entonces nombró a Leïla Jaffel Ministra de Justicia. De acuerdo con la “mini-constitución”—el decreto presidencial 117 relativo a la organización provisional de poderes—la ministra ha ocupado, por lo tanto, desde su nombramiento, la función de titular de la oficina del fiscal.

Kaïs Saïed puede contar con el apoyo popular

Sea como fuere, si los detractores de Kaïs Saïed acusan al presidente de haber disuelto el CSM sin tener derecho a ello, los especialistas en derecho constitucional atemperan las cosas. De hecho, cuando Kaïs Saïed decretó su “mini-constitución” en septiembre, también había suspendido la antigua Constitución, a excepción de los dos primeros capítulos. Esto significa que el Capítulo 5, que organiza el poder jurisdiccional y, en particular, el Consejo Superior de la Judicatura, está suspendido de facto desde septiembre pasado.

Al oponerse al presidente Kaïs Saïed, ¿el CSM fue a la guerra sin escudo? Desde el 25 de julio, día del "golpe de Estado constitucional" de Kaïs Saïed, como le gusta llamarlo a la oposición, el presidente tunecino está sacudiendo la política del país. Sin embargo, Kaïs Saïed ha demostrado una gran capacidad tanto para manejar el derecho constitucional como para arrogarse un importante apoyo popular.

En efecto, esta disolución del CSM de Kaïs Saïed demuestra, una vez más, que el presidente tunecino siempre sabe poner las formas para legitimar sus decisiones políticas. Pero, al tomar tal decisión en vísperas de un día simbólico para las poblaciones -el aniversario del asesinato de Belaïd, que por sí solo representa el fracaso del poder judicial-, Kaïs Saïed asegura un plebiscito más para una decisión fundamental que tendrá repercusiones en la próximos años.

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