Según el gobierno de la República Democrática del Congo (RDC), Ruanda apoya al grupo terrorista responsable de los últimos atentados en el este del país, el M23. Acusaciones, documentadas por Kinshasa, que han provocado una escalada de tensiones entre los dos países vecinos.
El movimiento 23 de marzo (M23) es "indudablemente e inequívocamente apoyado por Ruanda". Así se desprende del último Consejo de Ministros de la República Democrática del Congo (RDC), presidido por Felix Tshisekedi, el pasado viernes.
El mismo día, Kinshasa suspendió todos los vuelos de la compañía ruandesa RwandAir a la RDC. El embajador ruandés también fue citado por el canciller congoleño, Christophe Apala, quien le advirtió.
El miércoles pasado, dos soldados ruandeses fueron arrestados por aldeanos congoleños en la región de Biruma, cerca de la frontera común entre Ruanda y la RDC. Si Kigali acusa a las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) de haber “secuestrado” a los dos soldados, el ejército congoleño sostiene que los dos soldados apoyaron al M23. El grupo terrorista, inactivo desde 2013, fue responsable de cuatro atentados mortales en el este de la RDC durante el mes de mayo.
El gobierno congoleño también asegura haber recuperado equipamiento militar ruandés durante una operación contra el M23 en la región de Kivu. Es decir, equipos de las Fuerzas Armadas de Ruanda (RDF) y armas cuyos números de serie han sido revelados, que corresponden a las utilizadas por el ejército de Ruanda.
¿Es posible una solución diplomática entre Ruanda y la RDC?
También se produjeron enfrentamientos en la frontera entre Ruanda y la RDC el pasado sábado, en Rugari y Kibumba. Se habrían opuesto por un lado a las FARDC y los cascos azules de la MINUSCO, y por el otro a soldados ruandeses y elementos del M23.
Un aumento de las tensiones que interrumpió lala Cumbre de la Unión Africana (UA), que finalizó el sábado en Malabo sin clausura. La ministra de Relaciones Exteriores de Senegal, Aïssata Tall Sall, dijo que el presidente de Senegal y presidente de la Unión Africana, Macky Sall, estaba en contacto con sus homólogos congoleños y ruandeses.
“Tenemos buenas esperanzas de al menos poder silenciar los cañones a la espera de llegar a la solución político-diplomática de la manera más urgente en esta parte sensible de África donde ya hay muchos problemas humanitarios y de derechos humanos. Debemos hacer todo lo posible para que no empeore”, dijo el diplomático. Aunque, por el contrario, afirma que “todo puede salir mal”.
Una mediación, encabezada por el presidente de Angola, João Lourenço, tendrá lugar en los próximos días. Sin embargo, el contexto no parece muy propicio para una reducción de las tensiones entre los países vecinos.
Alarmado por los informes de que Ruanda está apoyando nuevamente a los rebeldes del M23 que fomentan la violencia, atacan a las tropas de la República Democrática del Congo, las fuerzas de paz de la ONU y los civiles. Debemos investigar y sancionar a los responsables. https://t.co/yMgHP4JvMV
— Comité de Relaciones Exteriores del Senado (@SFRCdems) 28 de mayo de 2022
Kabila y Tshisekedi pasan la pelota
En efecto, desde el inicio del mandato de Félix Tshisekedi en la RDC, el jefe de Estado congoleño ha intentado todo para calmar las tensiones -históricas- con su homólogo ruandés Paul Kagame. Este último, sin embargo, continuó, en sus declaraciones, provocando a Kinshasa.
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Políticamente, Tshisekedi a menudo ha sido criticado por sus intentos de normalizarse con Kigali. Actualmente, la condena del papel de Ruanda en los ataques terroristas del M23, por parte de su gobierno, parece más un intento de autolimpieza.
El Frente Común para el Congo (FCC), la plataforma política que apoya al predecesor de Tshisekedi, Joseph Kabila, ha acusado al gobierno de complicidad con Ruanda y el M23. La FCC también exigió "explicaciones claras de los acuerdos militares y económicos firmados con Ruanda, Uganda y Kenia" de Tshisekedi y su gobierno.
El partido de Tshisekedi, la Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS), respondió a las acusaciones el sábado en un comunicado. “Nadie ignora que es Kabila quien, a través del mecanismo de inserción, de reintegración, trajo a nuestro ejército a oficiales ruandeses y soldados ruandeses que siguen planteando problemas a nuestro país”, acusa el partido presidencial.
En realidad, la responsabilidad de los sucesivos líderes congoleños por el estado de gracia del que ha disfrutado el M23 en los últimos años es compartida. Durante el mandato de Kabila, el M23 y su líder militar Bosco Ntaganda, el Terminator, controlaron gran parte de Goma en el este del Congo, sin ser molestados por las fuerzas del orden. Luego, durante la carrera presidencial de Félix Tshisekedi, el líder del ala política del M23, el pastor Jean-Marie Runiga, hizo campaña a favor de Tshisekedi. Kinshasa tampoco ha acusado oficialmente al M23 de asesinato del embajador italiano Luca Attanasio en febrero de 2021. El pastor Runiga también es muy cercano al gobierno actual y trató de integrar el M23 en el reciente “proceso de reintegración de Nairobi”.