En Madagascar, los cargos electos denuncian la falta de imparcialidad del Alto Tribunal Constitucional, pero también la presión ejercida por el presidente Rajoelina sobre los diputados de su propio campo.
Decididamente, nada funciona entre el gobierno malgache y el parlamento. En diciembre pasado, el presidente tuvo que poner en orden a sus tropas. Y por una buena razón: mientras miembros de la mayoría se preparaban para unirse a la oposición para presentar una moción de censura contra el Primer Ministro, Christan Ntsay, Andry Rajoelina había convocado a los cargos electos de su partido -unos sesenta- para pedirles que se calmaran. Los parlamentarios no fueron muy receptivos, decepcionados por la inercia del gobierno, pero también por su injerencia en los asuntos internos de la Asamblea Nacional.
En su momento, la moción fue rechazada, oficialmente porque no respetaba “las disposiciones constitucionales vigentes”. El Presidente de la Asamblea Nacional se había sentido, en palabras del Presidente de la República, "humillado". Luego, los funcionarios electos apelaron ante el Tribunal Constitucional Superior (HCC). Este último acaba de dar la razón al parlamento, mientras que los diputados consideraron que los poderes estaban entrelazados.
¿Presión presidencial y chantaje?
Tras la injerencia del Gobierno, los parlamentarios denuncian ahora la "flagrante falta de independencia" del Tribunal Constitucional. Según la veintena de diputados que acaban de firmar un texto contra la HCC, esta última está jugando un “juego peligroso”. Consideran que no fueron informados de las modalidades de la moción de censura, ni por la Constitución ni por el reglamento interno de la Asamblea Nacional. “Es un problema muy grande porque es un ataque al orden constitucional”, resumen.
Entonces que Se acercan las elecciones presidenciales malgaches, el rechazo de la moción de censura y la confirmación de la legalidad de esta decisión por parte de la HCC arroja, según los diputados, el desprestigio sobre esta última, que ya en el pasado ha mostrado su “parcialidad”. “Nosotros, los diputados de Madagascar, ya no podemos dar nuestra confianza hoy al HCC, que no es nada neutral”. Los diputados creen que sus integrantes “están en la bota del poder, en la bota del ejecutivo”.
Qué esperar de un empeoramiento de las relaciones dentro de la propia mayoría: “Cada vez más diputados, especialmente del IRD (la coalición presidencial, nota del editor) cuestionan la forma en que el gobierno gestiona la Asamblea Nacional, resume la diputada Marie -Therese Volahaingo. Pero la mayoría le tiene miedo al presidente. Miedo a que no se les otorgue infraestructura en los distritos. Miedo a las amenazas, a las órdenes”.