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Libia: lo que le espera al senegalés Abdulaye Bathily

El senegalés Abdoulaye Bathily, nuevo enviado especial de la ONU a Libia, inició su mandato hace una semana. Comienza lo más difícil para él.

Casi llega a territorio virgen. Enviado especial designado de las Naciones Unidas (ONU) a Libia, el senegalés Abdulaye Bathily Asumió el cargo el 29 de septiembre. Y al diplomático le va a costar mucho trabajo: es como si llevara un expediente desde el principio, ya que lo hecho antes por sus antecesores habrá sido inútil. Ha pasado un año y medio desde Jan Kubiš renunció. Fue un mes antes de una elección programada para ser... cancelada. Desde entonces, el Consejo de Seguridad de la ONU ha luchado para encontrar un reemplazo consensuado.

¿Por qué es una salida complicada la que se anuncia para Bathily? En primer lugar, todas las iniciativas de la comunidad internacional, y en particular de las Naciones Unidas, no han conducido a ninguna mejora en la situación sobre el terreno. La iniciativa de Berlín, que había tenido lugar en 2020, había permitido establecer una hoja de ruta que nunca se cumplió. Peor aún, la postergación -en realidad una pura y simple cancelación- de las elecciones y la confusión que reinó durante la presentación de candidaturas provocaron considerablemente un resurgimiento de la tensión.

Una tensión que es aún más palpable desde el nombramiento de un Primer Ministro cuando el anterior jefe de gobierno no quiere dejar su cargo. De la violencia tuvo lugar en Trípoli, aumentando los temores de una próxima guerra civil en Libia. Uno mas. En cuanto a la comunidad internacional, actualmente está más ocupada mirando el petróleo libio y denunciando el acuerdo de prospección de hidrocarburos entre el gobierno de unidad nacional de Trípoli y Turquía que trabajando por la paz.

Abogar por una solución africana

Es por tanto una misión casi imposible la que se cierne sobre el nuevo Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas para Libia. El senegalés se encuentra ante una situación política y de seguridad inestable.

Como símbolo, Bathily anunció que se instalaba en Trípoli. La senegalesa intentará sobre todo olvidarse de la estadounidense Stephanie Williams. El jefe de Manul consideró, a la salida, que los protagonistas libios "se entregaron al juego de las sillas musicales" y deploró que "un puñado de individuos" haya "tomado como rehén el futuro político del país". Sin embargo, el senegalés deberá sortear un primer obstáculo: el de su legitimidad. Designado por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en agosto, Abdoulaye Bathily había visto rechazada su candidatura por Trípoli. Baste decir que tendrá que trabajar duro para ganar.

Sin embargo, Bathily solo tiene una ventaja: es el primer africano en ocupar este puesto. Un mensaje importante para Libia. Sobre todo porque el senegalés también cuenta con el apoyo de la Unión Africana (UA), presidida por Macky Sall, a quien conoce bien, y por Denis Sassou N'Guesso, presidente del Comité de Alto Nivel de la UA sobre Libia. Bathily, finalmente, no podrá hacerlo peor que sus siete predecesores, quienes no lograron traer la paz a Libia desde 2011.

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