Con la invasión de Egipto por parte de Napoleón, cientos de científicos franceses llegaron al Nilo. Sus hallazgos ahora se exhiben en museos de Inglaterra y Francia.
La campaña de Napoleón en Egipto (1798-1801) puede describirse como una empresa faraónica de los tiempos modernos. El despliegue de las fuerzas francesas es colosal, con cerca de 40 hombres y unos 000 barcos. Y la derrota del ejército de Bonaparte, asediado por Nelson y los mamelucos, es estrepitosa. Pero la invasión de Napoleón también trajo al Nilo a cientos de científicos franceses, que convirtieron a Egipto en un auténtico laboratorio moderno. Están en el origen del descubrimiento de los tesoros que hoy se exponen en los museos de Inglaterra y Francia.
La Francia revolucionaria no solo quería dominar un área bajo el Imperio Otomano y bloquear la ruta oriental de Gran Bretaña a la India. También buscó reparar los reveses coloniales sufridos durante la Guerra de los Siete Años. Napoleón no solo quería prolongar sus victorias en Italia, sino también imitar al propio Alejandro Magno. Imbuidos del espíritu de la Ilustración y de su misión civilizadora, los franceses también querían difundir la Ilustración entre un pueblo al que consideraban atrasado, pero que había sido "la cuna de la civilización".
Los 150 científicos de Napoleón en Egipto
Unos 150 científicos acompañaron a las tropas francesas de Napoleón. Eran ingenieros, geógrafos, naturalistas, médicos, arquitectos, cartógrafos y astrónomos. La figura del académico del Antiguo Régimen deja paso a la de un ciudadano culto, comprometido con el Estado y el progreso de la humanidad.
Napoleón creó una Comisión de Ciencias y Artes, integrada por los miembros más eminentes del Instituto Nacional de Francia, heredero de la Real Academia de Ciencias, abolida por la Convención de 1793. Al igual que este instituto y con los investigadores de esta comisión, fundó laInstituto de Egipto en El Cairo, una institución pionera de la egiptología, aún en funcionamiento y que sufrió graves pérdidas en un incendio durante la Primavera Árabe en 2011.
El laboratorio egipcio
Durante las campañas militares de Napoleón Bonaparte, Egipto se convirtió en un laboratorio, escenario de importantes descubrimientos en diversas disciplinas científicas.
Se estudia la posibilidad de construir un paso por el Canal de Suez y se elaboran mapas hasta el Alto Egipto.
Geoffroy Saint-Hilaire estudiado e hizo dibujar especies zoológicas autóctonas. Leorgne de Savigny produjo una historia natural y mitológica del ibis (Historia natural y mitológica del ibis), cuyos restos momificados fueron utilizados por Georges Cuvier para argumentar que las especies no cambiaron con el tiempo, antes de la llegada de Darwin.
El matemático Gaspar Monge (1746-1818), Conde de Peluse, uno de los padres de la geometría descriptiva, fue también uno de los mayores confidentes del joven general Napoleón durante la campaña de Egipto. Allí estudió el fenómeno óptico de los espejismos en el desierto. Regresó a Francia con Napoleón el 23 de agosto de 1799, año en el que publicó su célebre obra Geometría descriptiva.
Berthollet, uno de los creadores de la nomenclatura química moderna, analizó los lagos de Natrun al oeste de El Cairo y las reacciones que tuvieron lugar entre la sal y el carbonato de calcio.
Conté, un hombre sabio -se decía- “que tenía todas las ciencias en la cabeza y todas las artes en la mano”, mandó construir una imprenta que dio origen a la Descripción de Egipto (1809-1829), una suntuosa obra en 23 volúmenes que reúne la obra del encargo y que comprende 837 fabulosos grabados en cobre. Es un monumento de la historia de la ciencia, ilustrado como pocos, una enciclopedia útil para todo aquel que quiera aprender sobre Egipto y cómo llegamos a construir este objeto de conocimiento y esta disciplina llamada egiptología.
El poder político del conocimiento
En su Orientalismo (1978), Edward Said expuso las relaciones entre poder y saber que estructuran la visión del otro en Occidente, esa forma dominante de representar otras culturas y de fabricar saberes sobre ellas. Pero no se trata sólo de la apropiación científica de una cultura por otra. Tal y como apunta Mª Luisa Ortega, profesora de español que ha realizado su tesis doctoral en la expedición napoleónica, el Descripción de Egipto fue también una búsqueda de las raíces del conocimiento acumulado y clasificado de laEnciclopedia, la recapitulación de una ciencia que tomaba conciencia de su poder.
Sus estudios de los templos, restos arqueológicos y culturas del Bajo y especialmente del Alto Egipto revelaron lugares como Tebas, Luxor y Dendera, donde se encuentran los famosos zodíaco, un bajorrelieve esculpido en el techo de una cámara dedicada a Osiris. Los, Dominique Vivant Denon, un artista y diplomático que viajaba con las tropas, dijo sentirse "en el santuario de la ciencia y las artes".
Los trofeos expuestos en Francia
Hoy, el Zodíaco de Dendera se exhibe en el Museo del Louvre en París. Años más tarde, Egipto regaló a Francia el Obelisco de Luxor, que se encuentra en la Plaza de la Concordia. ¿Y qué pasa con el Rosetta Stone, la estela inscrita en caracteres griegos, demóticos y jeroglíficos que permitió a Champollion develar los misterios de una lengua hasta entonces indescifrable? Fue incautado por los británicos, lo que explica por qué ahora se conserva en el Museo Británico.
¿Era el arte de la confiscación de bienes una nueva rama de las ciencias exactas, como escribió Christopher Herold, y ¿estas propiedades se habrían conservado mejor si hubieran permanecido en Egipto?
El tema de la apropiación cultural y las políticas de restitución de bienes culturales suscitan hoy una gran controversia. Una cosa es cierta: para la era moderna es imposible separar la historia de la ciencia de la de los imperios coloniales.
Juan Pimentel, Investigador del Departamento de Historia de la Ciencia, Centro de Humanidades y Ciencias Sociales (CCHS – CSIC)
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