Emmanuel Macron no descarta la organización de un partido de fútbol entre Francia y Argelia. ¿Buena o mala idea, veintiún años después del encuentro perdido en el Stade de France?
Era el 6 de octubre de 2001. La Francia de Zinedine Zidane recibía a Argelia en un partido que ha quedado, por las razones equivocadas, en el recuerdo. Efectivamente, la invasión del césped por parte del público había provocado la paralización de este partido amistoso que la prensa presentaba, en ese momento de forma bastante caricaturesca, como una “reconciliación de los pueblos”.
Pero este episodio no debe eclipsar lo positivo: "Había una alegría contagiosa, un fervor", recuerda el periodista deportivo Chérif Ghemmour que recuerda que "era la primera vez que la selección argelina venía a jugar a Francia". El ambiente estaba entonces en la cita. “Al llegar al estadio, se tenía la clara impresión de que había más seguidores de la selección de Argelia que de la selección de Francia. Fue una impresión, en realidad eran más demostrativos”, insiste Ghemmour.
¿“Rememorar el pasado” gracias al fútbol?
Pero los silbidos que acompañaron la entrada de los jugadores franceses, en particular de Zidane, luego de "La Marsellesa", el himno francés, complicaron rápidamente la velada. En la segunda mitad, mientras Francia gana 4 goles a 1, una joven entra en el campo. Los comisarios apenas tienen tiempo de intentar alcanzarla cuando el público invade el césped. A continuación, se detiene el partido. No se reanudará a pesar de los llamamientos a la calma del Ministro de Deportes francés.
Más de veinte años después, ¿es posible de nuevo un duelo entre los Blues y los Fennecs? Es en todo caso, según las palabras del presidente francés, bastante posible. Emmanuel Macron, de viaje a Argel, dijo a los periodistas que un encuentro amistoso entre los dos países "sería algo bueno para alejar el pasado", y agregó que "el deporte debe reconciliarse".
En realidad, ya se ha hablado de un partido amistoso, en 2020, entre Francia y Argelia, esta vez en Argel. Si las dos federaciones nacionales hubieran llegado a un acuerdo, la reunión finalmente no podría organizarse debido a riesgos de seguridad. Once años antes, también habíamos presenciado casi una nueva oposición entre los dos equipos. Sin más éxito.
¿Política o mero espectáculo?
¿La salida de Macron, que casi parece un anuncio, presagia esta vez que las dos federaciones, francesa y argelina, llegarán hasta el final? “Una reunión sigue siendo una cuestión política”, asegura Chérif Ghemmour que recordaba, el pasado mes de diciembre, que la reducción de las cuotas de visados concedidas a los argelinos y las Las declaraciones de Macron sobre la colonización no podía permitir la organización de tal partido. Desde, Emmanuel Macron y Abdelmadjid Tebboune han calmado las relaciones entre los dos países.
La situación política y diplomática más favorable, la organización de un partido entre Francia y Argelia, por lo tanto, es posible. Queda por ver qué pensarán los simpatizantes, o simples observadores, de tal evento.
Un estudio dedicado a las "construcciones sociales del partido de fútbol Francia-Argelia", publicado en 2010 en la revista Staps, indica que el partido Francia-Argelia, que "fue presentado como un acontecimiento con fuertes connotaciones políticas, en particular para el conjunto de franceses y francesas de origen argelino" fue una oportunidad para comprobar que, para los consumidores de fútbol, "hay varias formas de vivir este encuentro".
“Solo las personas que se han beneficiado de una socialización específica que les permite asociar el fútbol con sentimientos de pertenencia nacional o cultural pueden considerar un partido por elementos que van más allá de los aspectos deportivos”, se lee en la conclusión. Sin embargo, el estudio matiza esta conclusión. Varias entrevistas con franceses de origen argelino han "permitido demostrar que no es necesario ser un ferviente seguidor para movilizarse emocionalmente a la hora de un partido".
¿Un partido Argelia-Francia en lugar de Francia-Argelia?
En otras palabras, aunque la situación política o diplomática entre los dos países sea pacífica, un partido Francia-Argelia adquiere un carácter especial. Sobre todo porque debemos recordar, en parte, por qué la reunión de 2001 se convirtió en un fiasco. Lo que las autoridades de la época ciertamente habían juzgado mal.
Según el embajador de Argelia en Francia, Mohamed Ghouali, "este partido fue víctima de su propia densidad pasional". Un análisis justo que demuestra que un Francia-Argelia nunca será baladí. Pero sobre todo, si se lleva a cabo, este partido debe organizarse con reflexión e inteligencia. Referente por ejemplo al lugar donde se llevará a cabo. El año pasado, Gilles Smadja, jefe de gabinete de Marie-Georges Buffet, ministra de Deportes en 2001, consideró que organizar el partido en París "fue un gran error". Según él, “celebrar una amistad tenía sentido en Argelia. En Francia, adquiere un significado completamente diferente, que se nos escapa, nos devuelve a las cuestiones políticas internas, a las cuestiones sociales, a la integración. Lo sabíamos”.
Emmanuel Macron no precisó, en sus declaraciones, dónde podría llevarse a cabo este partido. Ni cuando. Conscientes, ciertamente, de lo que puede haber en juego una reunión así y de que las dos federaciones tardarán en estar listas. Porque al contrario de lo que suelen decir los comentaristas, un Francia-Argelia no es sólo fútbol...