Kenia, Ruanda, Sudáfrica… En varios países africanos, los fondos de pensiones se están desarrollando. ¿Un sector financiero riesgoso?
En marzo de 2021, el grupo de expertos estadounidense Rocky Mountain Institute, que se especializa en eficiencia energética, elogió a los fondos de pensiones africanos por sus inversiones en proyectos de energía limpia. Lo que "desencadena un ciclo de retroalimentación positiva sobre el crecimiento económico", comentó entonces Nicolette Pombo-van Zyl para ESI Africa.
El pasado mes de febrero, el mayor fondo de pensiones de Kenia, KEPFIC, con sus 4,4 millones de dólares en activos, anunció una futura asociación en el sector de infraestructuras con firmas chinas. Empresas “que ya han demostrado su capacidad para realizar grandes proyectos”, aseguró el director del regulador de pensiones de Kenia, RBA.
Posteriormente, todavía en febrero pasado, el director del Centro Financiero Internacional de Kigali (KIFC), Ntoudi Mouyelo, anunció la apertura de un fondo de inversión “en la deuda obligatoria de las pymes africanas”. Un proyecto en el que la Junta de Seguridad Social de Ruanda (RSSB) invertirá decenas de millones, en asociación con fondos luxemburgueses y suecos.
Luego, el 3 de mayo, Bloomeberg anunció que el fondo de pensiones más grande de África, la sudafricana GEPF, invertiría 1,6 millones de dólares en "empresas no cotizadas".
Todo un paradigma. Porque la circulación de estos fondos pasa por la bolsa de valores de Sudáfrica o el Banco Africano de Desarrollo (BAfD). pero como todos inversiones de capital, este dinero, sin duda, estará bajo el control de los administradores de fondos. Suelen ser agencias de desarrollo europeas, fondos de pensiones estadounidenses y bancos extranjeros.
¿Cuáles son los riesgos para los fondos de pensiones?
Con la excepción de la posibilidad inevitable de que los fondos invertidos se desvíen a proyectos distintos de los prometidos a los fondos de pensiones africanos, el riesgo de una gran pérdida es muy alto. Especialmente para inversores minoritarios como los fondos de pensiones africanos.
El periodista e investigador Alex Park, especialista en agricultura africana, lamenta que “lo que es bueno para los inversores (occidentales) no es bueno para los africanos”. Toma como ejemplo la entrada de los fondos de pensiones brasileños, durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, en el mercado financiero. Una experiencia exitosa, en cierto sentido, pero que sobre todo había enriquecido el patrimonio de los corredores de bolsa en el exterior, provocando la caída de las acciones del fondo de desarrollo agrícola del estado brasileño, FIDA.
Uganda había experimentado el mismo retorno boomerang. En 2019, miles de ganaderos y productores lácteos – Pearl Dairy – habían invertido, con el fondo estadounidense Rise Fund, en una operación de venta a crédito en el mercado financiero. Pero el pasado mes de marzo, el grupo mediático ugandés Daily Monitor denunció que la empresa matriz de Rise Fund, Texas Pacific Group (TPG), estaba colaborando con competidores de Pearl Diary. El objetivo en realidad era bajar el precio de la leche hasta el punto de que la venta ya no fuera viable, que los ganaderos se empobrecieran hasta que vendieran sus acciones en la operación.
También cabe señalar que, a pesar de las restricciones en los países africanos en cuestión, los administradores de fondos de pensiones prefieren invertir en el extranjero que en los países de origen, o en África en general.