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Flujos migratorios: Europa, ¿un amigo que nos desea lo mejor?

En términos de vigilancia de fronteras, la Unión Europea brinda ayuda a África. Pero, ¿realmente Europa está ayudando al continente?

Sobre el papel, el Programa de Seguridad Portuaria es un programa en el que todos ganan: por un lado, la formación de funcionarios de aduanas y encargados de hacer cumplir la ley de nueve países del sur de África y el Océano Índico; por otro, fronteras mejor vigiladas y, por tanto, menos llegadas de inmigrantes ilegales a Europa. Este programa también está financiado durante cuatro años por la Unión Europea. Entre los países en cuestión, Madagascar en particular, que podrá hacer que Interpol entrene, para 2024, 150 gendarmes, funcionarios de aduanas y policías malgaches. Importante cuando se sabe que la Isla Grande es una de las puertas de entrada, junto con las Comoras, para los inmigrantes ilegales a Mayotte y, por lo tanto, a Francia.

De Madagascar a Libia, pasando por Marruecos, Europa —o sus países miembros— está tratando de ayudar a África, encontrando un equilibrio entre su política de ayuda y sus políticas migratorias. Pero a veces persigue lo natural y vuelve al galope. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, demostró este lunes que a la Unión Europea solo le importan los flujos migratorios. “Si Túnez se derrumba, corre el riesgo de provocar flujos migratorios hacia la UE y causar inestabilidad en la región MENA. Queremos evitar esta situación”, resumió Borrell antes de instar al presidente tunecino a “firmar con el FMI e implementar el acuerdo”.

La preocupante trayectoria adoptada por la UE

¿Es la edad -75 años- de Josep Borrell lo que empuja a que ya no tenga filtro? En cualquier caso, su salida, desprovista de cualquier humanismo, muestra claramente que si Europa ayuda a África, es sobre todo para mantener sus fronteras invioladas lo mejor posible. En un estudio sobre el tema, publicado a principios de 2020, la ONG Oxfam ya deploró esta actitud. A través de su Fondo Fiduciario de la UE para África, Europa logró una vez “reconciliar las políticas migratorias, la política exterior y las asociaciones para el desarrollo”. Pero ahora, apunta la ONG, el Viejo Continente ha adoptado “una nueva trayectoria preocupante para la ayuda al desarrollo, más asociada a las políticas migratorias de los donantes, que buscan en particular frenar la migración irregular”.

Para Oxfam, "esto corre el riesgo de socavar la capacidad de los actores del desarrollo para contribuir a la reducción de la pobreza y las desigualdades". En otras palabras, la ayuda europea tiene efectos inmediatos pero sigue siendo relativamente ineficaz a largo plazo. Sobre todo, Europa y la mayoría de sus países miembros utilizan un chantaje vergonzoso contra el continente. Recordamos, recientemente, la caída en las cuotas de visas emitidas a los países del Magreb por París para protestar contra la cooperación en el retorno de los migrantes, o Concesiones españolas realizadas en Marruecos a cambio de una mejor cooperación en los enclaves de Melilla y Ceuta.

Condiciones que se asemejan al chantaje

Oxfam denuncia este chantaje y cree que "la asignación de ayuda a los países socios no debe estar condicionada por su cooperación frente a los requisitos de la UE en materia de retorno, readmisión o gestión de fronteras". Para la ONG, la Unión Europea debe redescubrir hoy sus valores. "Si el objetivo de integrar el diálogo sobre cuestiones migratorias en la política exterior es legítimo, continúa Oxfam, la UE debería ante todo tratar de preservar la coherencia de sus políticas para el desarrollo y garantizar que todas sus acciones promuevan la estabilidad, la democracia, el desarrollo sostenible y el respeto por los derechos humanos”.

Hace un año, durante Cumbre UE-UA, los líderes europeos y africanos adoptaron su "Visión común para 2030", en la que se comprometieron a "prevenir la migración irregular", a "fortalecer la cooperación contra el tráfico de migrantes y la trata de personas" y fortalecer los mecanismos de retorno y readmisión, al tiempo que desarrollan vías legales y “soluciones duraderas” para los refugiados. Justo antes de la cumbre, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, acudió a Dakar y se ofreció a enviar equipos de vigilancia -drones y barcos- y agentes de la agencia europea Frontex. Una concepción muy extraña de la relación entre la política migratoria europea y la ayuda al desarrollo.

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