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En la RDC, ¿el fin de la era Kabila en las filas del ejército?

El presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, ha limpiado el ejército. Designó a uno de sus seguidores, dejando de lado a un pro-Kabila.

Hace unas horas, el presidente de la República Democrática del Congo (RDC) Félix Tshisekedi decidió decapitar al mando de su ejército y su Guardia Republicana. Hay que decir que, como en otros sectores, varios oficiales del ejército de alto rango habían sido nombrados bajo Joseph Kabila. El general Christian Tshiwewe Songesha ha sido nombrado jefe del ejército en sustitución de Célestin Mbala. Este último ya no estaba muy bien visto dentro del séquito presidencial, especialmente desde la ruptura entre Tshisekedi y Kabila.

Se han registrado otras salidas de soldados designados por Kabila y se han designado personalidades consideradas más leales a Tshisekedi.

Una verdadera pequeña revolución. Porque si el presidente congoleño había estimado, hace varios meses, que innegablemente había "un problema de personal en nuestro ejército, muchos chanchullos están socavando nuestras fuerzas de seguridad", se había embarcado en un limpieza que consume mucho tiempo. Refiriéndose sobre todo a la corrupción, Tshisekedi sabía sobre todo que cierto ex-fiel Kabila podía jugarle una mala pasada.

Corrupción, desconfianza y terrorismo

El teniente general Tshiwewe es, por tanto, sin duda, la personalidad ideal para hacerse cargo del ejército: anteriormente estuvo en la Guardia Republicana y estuvo a cargo de los movimientos del Jefe de Estado. Su lealtad no será cuestionada por el entorno del presidente, que parece apreciar al soldado.

Es además dentro de la Guardia Republicana donde Tshisekedi fue a buscar otros elementos para integrarlos en el ejército. Su plantilla parece por tanto comprometida con su causa y el hecho de haber cerrado con candado al ejército reconforta un poco más al presidente de cara al futuro.

Pero, ¿por qué esperó tanto el jefe de Estado antes de lanzar su reorganización? En primer lugar, teníamos que encontrar los perfiles adecuados. Y entonces, Tshisekedi supo que iba a amargar a los pro-Kabila. Sobre todo, el presidente del Congo sabe que está lanzando a sus hombres más leales a una batalla difícil, a saber, el conflicto con los rebeldes del M23 que nunca termina.

Este barrido arrollador debería finalmente permitir limpiar el ejército, que ha estado en gran parte bajo el fuego de los críticos durante varios años. Recordamos, hace unos días, la detención de un general acusado de inteligencia con Ruanda. También sabemos lo heterogéneo que es el séquito de Tshisekedi: después del caso Beya, encarcelado tras lo que parece un complot contra el presidente, Tshisekedi necesita confiar en los seguidores. Y Christian Tshiwewe Songesha tiene bastante perfil.

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