Durante su viaje a Benin, el presidente francés denunció el imperialismo y el colonialismo rusos. Una declaración que, 60 años después de la Independencia, parece muy descarada.
“¿Por qué ves la paja que está en el ojo de tu hermano, y no ves la viga que está en tu ojo? Emmanuel Macron no parece haber leído mucho el capítulo 7 del Evangelio según Matthieu.
En una visita a Benin, como parte deun mini-tour en África subsahariana, el presidente de la República Francesa se entregó a una diatriba contra el colonialismo ruso. Para Emmanuel Macron, “Rusia es una de las últimas potencias imperiales coloniales”. La razón ? El conflicto en Ucrania, que Moscú invadió “para defender allí sus intereses”.
Descarado para un presidente de un país que todavía practica la política de "Françafrique". Para calificar sus comentarios, Emmanuel Macron indicó, sin disculparse ni citar siquiera a Francia, una de las principales potencias coloniales en África, que hablaba “sobre un continente que ha sufrido por el imperialismo colonial”. Podría haber agregado que este mismo continente todavía está sujeto a ellos.
¿Cómo puede un presidente francés denunciar así el colonialismo de un Estado que estableció una sola colonia, minúscula y efímera, en Yibuti -el explorador Nikolaï Achinov había partido entonces... de Ucrania-, en Sudáfrica, ¿el Este?
“A los africanos les gusta la palabrería, no las lecciones morales”
Este comunicado es de hecho bastante irónico. Porque sesenta años después de la independencia, Francia sigue actuando como una potencia “neocolonial”, lo que exaspera a las poblaciones africanas. El político senegalés Dialo Diop recordó, además, por poco, que existe una "relación enfermiza e incestuosa que une al Estado francés con los Estados resultantes de sus antiguas colonias".
Pero entendemos mejor la vehemencia de Emmanuel Macron frente a Rusia cuando escuchamos lo que dijo el día anterior el presidente francés. De hecho, el Jefe de Estado deploró “la hipocresía, en particular en el continente africano”, debido a la falta de condena de Rusia por parte de los gobernantes africanos. Emmanuel Macron se ofendió entonces por "presión diplomática".
Aquí nuevamente, la parábola de la paja y la viga podría recordarse al presidente francés. Porque París nunca ha dudado, en los últimos años, en ejercer presión sobre ciertos países, como de Malí, de Chad y de Níger. “A los africanos les gustan las palabrerías, no las lecciones morales”, resume un observador beninés, visiblemente muy molesto por las palabras del presidente de la ex colonia francesa.