Menos de diez meses antes de las elecciones presidenciales congoleñas, el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, duda entre mantener o posponer la votación.
Claramente, la elección presidencial en la República Democrática del Congo está más que comprometida. Programado para fin de año, cada vez se habla más de que se posponga. Y esto por muchas razones. El primero es el retraso que ha tomado el poder de turno en la reforma de las leyes e instituciones relacionadas con las elecciones. Entre estos, la Comisión Electoral Nacional Independiente (Ceni). Por un lado, el poder de turno sabe que es, en cuanto a calendario, muy justo. Por otro lado, la oposición cree que no debemos apresurarnos. Martin Fayulu, por ejemplo, cree que las elecciones serán transparentes siempre que todos los campos "se reúnan en torno a una mesa para revisar la ley electoral y reexaminar la composición del Ceni y el Tribunal Constitucional".
Si todos están de acuerdo, ¿podría posponer la votación la solución más fácil? No tan seguro. Porque si en un punto son unánimes los opositores a Felix Tshisekedi es en el de los plazos constitucionales. Incluso si se pospone la elección presidencial, dicen, el actual presidente tendrá que dejar el poder a más tardar el 23 de enero de 2024, como prevén los textos. En otras palabras, quien dice aplazamiento necesariamente dice crisis política. Porque en caso de devolución de papeleta y respeto a las leyes, la presidencia transitoria la ostentará el presidente del Senado, quien deberá convocar nuevas elecciones en un plazo máximo de cuatro meses, es decir, antes de finales de mayo. 2024.
Macron pone sus condiciones
No estoy seguro de que Felix Tshisekedi vaya en esta dirección. Sin embargo, el presidente saliente se enfrenta a otro problema: Kivu del Norte. Si bien el Ceni ha iniciado recientemente sus operaciones de registro de votantes en esta región, las poblaciones sobre el terreno están más ocupadas por el conflicto que allí se desarrolla que por estas operaciones.
Durante la visita de Emmanuel Macron a la RDC, un periodista planteó la cuestión del cumplimiento de los plazos electorales. Emmanuel Macron pidió inicialmente "que haya sistemas de registro de votantes y de votación que sean del más alto nivel, que haya observadores internacionales desplegados en todas partes con, por ejemplo, una asociación de comunidades religiosas para que de una manera muy local pueda tener observadores de cada mesa de votación y que haya un proceso de confianza que se ponga en marcha”. Por su parte, precisamente las comunidades religiosas piden, sin que por el momento lo digan expresamente, el aplazamiento de la votación.
Y con un M23 todavía muy activo a pesar de que se supone que un calendario traerá la paz al este de la RDC, el presidente saliente no parece preocupado actualmente por su reelección. “Hasta este punto, no sé cómo vamos a hacerlo. ¿Debe detenerse el proceso de registro de votantes a la espera de que regrese la paz, con el riesgo de que esto afecte el cumplimiento del cronograma? ¿Deberíamos continuar el proceso sin tener en cuenta las grandes poblaciones de personas desplazadas por la guerra? Esto es lo que puede ser un problema”, dice Félix Tshisekedi.