Arabia Saudí está negociando con la CAF el patrocinio de la futura Superliga Africana de Fútbol, por un importe de 200 millones de dólares. A cambio, Riad espera apoyo continental de cara al Mundial de 2030.
Qatar ya no es el único país del Golfo que utiliza el poder blando en el deporte para servir a sus intereses. Después de Emiratos Árabes Unidos y Doha, Arabia Saudí también está decidida a embarcarse de lleno en el mundo del fútbol. Con un gran objetivo a medio plazo: intentar organizar el Mundial de 2030. El reino contaba con Grecia y Egipto. Pero El Cairo ya ha rechazado la oferta saudí de ser coanfitrión de la competición de fútbol. Sin embargo, Riad no habría renunciado a sus ambiciones. Y contaría con el apoyo de las federaciones africanas a la hora de elegir el país anfitrión de la Copa del Mundo de 2030.
Y lo sabemos: para obtener votos, es mejor aportar una contrapartida. De acuerdo a El guardián, Arabia Saudita está actualmente en conversaciones con la Confederación Africana de Fútbol (CAF). Se trataría de lanzar un proyecto cercano al corazón de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, muy cercano a Arabia Saudita, y de Patrice Motsepe, presidente de la CAF: lanzar la superliga africana. Una liga cerrada que reuniría a los mejores clubes del continente, y que competiría con la actual Champions League.
El reino saudí ofrecería 200 millones de dólares a la CAF, como "padrino" de esta Superliga africana. Si bien CAF ya avaló el proyecto, que debería reunir a 24 clubes y generarles colosales ingresos -hasta un total de 100 millones de dólares acumulados-, no sabíamos qué patrocinadores se iban a llevar las manos al bolsillo. Riad podría ser la solución. Y sobre el papel, el proyecto pretende desarrollar el fútbol africano: se creará un fondo de solidaridad y cada federación nacional podría obtener 1 millón de dólares.
¿Un Mundial en tres continentes?
A la espera del lanzamiento real, probablemente en 2024, de la Superliga, Arabia Saudita continúa sus conversaciones con la CAF. Pero ya se firmó un "acuerdo de cooperación y desarrollo" de cinco años con la Federación Saudita de Fútbol, según The Guardian, para "fomentar oportunidades de crecimiento para África y Arabia Saudita".
Evidentemente, si Arabia Saudí dice querer ayudar a África para el desarrollo del fútbol femenino, para la formación o para las infraestructuras, el jefe de la CAF está sobre todo esperando el acuerdo de la Superliga, que representa el verdadero premio gordo. Motsepe sabe que CAF carece de medios desde se canceló el acuerdo con Lagardère Sports.
A cambio, para Riyadh, el premio gordo diplomático está garantizado. Si Qatar ya ha acogido la Copa del Mundo, Arabia Saudí podría verse organizándola en 2030. Al financiar la Superliga y por tanto, indirectamente, las 54 federaciones de fútbol, el reino se ofrece a sí mismo un importante apoyo. Queda un problema por resolver: si Qatar organizó su Copa del Mundo recientemente, la FIFA tendrá dificultades para devolver la organización del torneo a un miembro de la Confederación Asiática de Fútbol. Pero con la idea saudí de jugar la competición en tres continentes y el apoyo incondicional de Infantino, todo sigue siendo posible. Sobre todo porque el dinero hace milagros.