En Togo, 17 Jefes de Estado y de Gobierno firmaron una declaración comprometiéndose a desarrollar la producción local de fertilizantes. África se enfrenta a una gran crisis de fertilizantes, con graves consecuencias.
Gabón, Gambia… Difícil saber adónde han ido a parar las toneladas de fertilizantes marroquíes destinados a ser utilizados en Senegal. En octubre pasado, el Reino de Cherifian, a través de Office Cherifien des Phosphates (OCP), anunció que quería suministrar 4 millones de toneladas de fertilizantes a los países africanos, incluidas 25 toneladas solo para agricultores senegaleses. Pero desde entonces, se han desmantelado varios tráficos. En la frontera de Gambia, por tanto, pero también en Gabón, donde se han desviado desde febrero 000 toneladas de fertilizante, también ofrecidas por Marruecos.
¿Por qué han sido tan frecuentes los desvíos de fertilizantes en los últimos meses? Los altos precios de los fertilizantes no son ajenos a estos hechos. Como en toda crisis, los especuladores abusan de la situación. Porque desde 2020 y la pandemia de la Covid-19, los precios de los fertilizantes, ligados a los del transporte marítimo y por tanto del petróleo, han seguido subiendo, hasta alcanzar “niveles récord”, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Alimentación. Agricultura (FAO), que estimó por ejemplo que los precios de los fertilizantes fosfatados se habían triplicado entre el verano de 2021 y el verano de 2022. Y la guerra en Ucrania no ayudó.
El mayor problema de África es la producción local de fertilizantes. Dependiente de las exportaciones de Rusia, pero también de Bielorrusia, entre otros, África occidental casi no tiene países productores de fertilizantes, con la excepción de Nigeria y Senegal. Consecuencia: después de que Rusia fuera sancionada por las autoridades internacionales, África tuvo que lanzar licitaciones para comprar fertilizantes y meterse las manos en el bolsillo. Sin embargo, con una oferta muy por debajo de la demanda, el continente ha tenido problemas para satisfacer las necesidades de sus agricultores. Si esta escasez hizo la alegría de los industriales, como la OCP, también necesitaba donaciones para no agravar la situación.
Medidas de emergencia y a largo plazo
¿Se puede revisar la situación, cuando menos tensa, para que en el futuro África deje de depender de Rusia y de los países vecinos? El miércoles pasado en Togo, 17 países de África Occidental y el Sahel adoptaron la Declaración de Lomé sobre Fertilizantes y Salud del Suelo. El evento reunió a muchos ministros y presidentes de tres países, Togo, Níger y Guinea-Bissau, así como a organismos internacionales como el Banco Mundial. En esta declaración, los líderes africanos se comprometen a triplicar el consumo de fertilizantes para 2035, lo que debería duplicar la productividad agrícola.
El objetivo número 1 es "apoyar y desarrollar la producción local de fertilizantes, pero también las fábricas" y poner en marcha medidas, como la eliminación de los derechos de aduana e impuestos sobre los fertilizantes o, simplemente, la simplificación de los pasos. Todo ello podría provocar una caída del precio de venta de los fertilizantes y por tanto, en última instancia, de los productos agrícolas vendidos a los consumidores. Los 17 países firmantes también quieren invertir más y mejor en infraestructura portuaria, en transporte y en lugares de almacenamiento. Finalmente, esperan una relación comercial fluida entre ellos.
La famosa declaración también pretende ayudar un poco más a los pequeños agricultores, las primeras víctimas de la crisis de los fertilizantes. Se asignarán subsidios y el Banco Mundial ha anunciado que quiere invertir 1,5 millones de dólares adicionales en el sector agrícola durante el próximo año y medio. En agosto pasado, la institución ya había hecho la misma propuesta, cuando tenía previsto movilizar 500 toneladas de fertilizantes para África Occidental, de la que depende en gran medida la producción de maíz, trigo, arroz y soja.