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22 años después, la muerte de Laurent-Désiré Kabila no ha desvelado todos sus secretos

Hace exactamente 22 años, el presidente congoleño Laurent-Désiré Kabila fue asesinado. A pesar de muchas conjeturas, la verdad sobre este evento nunca ha salido a la luz.

Mientras estaba políticamente aislado, el 16 de enero de 2001, Mzee –entiéndase “el Sabio”, en swahili– fue asesinado. Laurent-Désiré Kabila sigue siendo presidente de la República Democrática del Congo (RDC). Esto no impide que un miembro de su guardia, Rashidi Mizele, lo mate, antes de que, oficialmente, sea baleado por el coronel Eddy Kapend, primo del presidente. Todo un símbolo: casi cuarenta años del día anterior, 17 de enero de 1961, es Patrice Lumumba que fue asesinado.

En cuanto a Lumumba, muchas áreas grises marcan el asesinato de Kabila. Que no se ha esclarecido la detención del coronel Eddy Kapend, a pesar del indulto presidencial de Felix Tshisekedi hace dos años. Porque si Rashidi Mizele es acusado del asesinato, en el acto reina la confusión en el momento: según los relatos, el ministro de Salud, Mashako Mamba, intenta resucitar al presidente mientras que Eddy Kapend debe tomar el poder de manera temporal. Finalmente él también es acusado y no dejará de reclamar su inocencia.

Varios ministros decretan toque de queda en Kinshasa y se forma un comité que designará a Joseph-Désiré Kabila para ocupar el lugar de su padre. De acuerdo, se dice, a los deseos de Kabila padre. Una carta encontrada en la escena del crimen muestra que era previsible: un miembro de la embajada estadounidense había escrito en un papel a Kabila: "En caso de problemas, comuníquese con este número".

¿Quién está detrás de este asesinato?

Hay muchas especulaciones sobre el asesinato de Kabila. Entre ellos, el que vincula el crimen a Irán, cuya delegación estuvo presente en la RDC para completar un contrato de suministro de uranio a Teherán. Los libaneses también fueron secuestrados y ejecutados el 16 de enero de 2001. Todos ellos estaban vinculados al sector del diamante.

Como Eddy Kapend, veinticinco personas serán condenadas a muerte, dos años después de los hechos.

Este 16 de enero de 2001 suena en todo caso a un final trágico para quien había precipitó la salida de Mobutu en 1997. Laurent-Désiré Kabila había expulsado al jefe de Estado de Zaire y decidió cambiar el nombre del país. La transición había sido incruenta. Pero muy rápidamente, Kabila sintió que el viento cambiaba.

En 1997, tras la instalación del gobierno de salud pública, la RDC vacila. Son los tutsis de origen ruandés y ugandés los que ocupan puestos gubernamentales clave y se acusa a Kabila de permitir que se produzcan injerencias extranjeras. Luego, el presidente se separó de los miembros extranjeros del ejército que lo habían ayudado a llegar al poder. Acabando así con un intento de golpe de Estado.

A partir de 1998, el país tomó el cariz de las dictaduras. Kabila encarcelará a sus oponentes, incluido cierto... Étienne Tshisekedi. Pero tres años después, el presidente será asesinado. Sin saber exactamente, a día de hoy, quién se esconde detrás de este asesinato.

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