Más de cuatro meses después de dar un portazo al G5 Sahel, ¿puede Malí volver a la organización regional? Otros países lo exigen. Sin Bamako, ¿el G5 Sahel está condenado al fracaso?
El miércoles pasado, los Jefes de Estado Mayor de los países miembros del G5 Sahel se reunieron en Niamey, Níger. Objetivo: rearticular la fuerza de intervención, pero sin Malí. Desde el pasado mes de mayo, la junta militar actualmente en el poder ha tomado la decisión de retirarse de todos los órganos y órganos del G5 Sahel. Y en particular de la fuerza conjunta. Bamako criticó entonces la no celebración de una cumbre que permitiría a Mali asumir la presidencia del organismo regional.
El general Salifou Mody, de Níger, afirmó que había “urgencia de consultar y rearticular” tras la salida de Bamako, y de “continuar los esfuerzos conjuntos para luchar contra las amenazas transfronterizas a nuestro espacio común”. Los jefes de Estado Mayor han estudiado todas las opciones para avanzar sin Malí.
Pero, ¿tiene el G5 Sahel todavía una razón de ser con Burkina Faso, Mauritania, Níger y Chad exclusivamente en sus filas?
Malí no digiere su marginación
No realmente, según los discursos de los funcionarios de Níger y Chad, quienes constantemente envían señales a Malí para tratar de que vuelva a la organización. Pero la "violación de una decisión tomada por la Institución, pero también de los textos básicos del G5 Sahel", a saber, ofrecer la presidencia del G5 Sahel a Malí, no pasa del lado de Bamako que ve, en este decisión, una forma de aislar a Bamako como ya han hecho la Unión Africana (UA) y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).
Al final de la reunión de Niamey, los Ministros de Defensa pidieron solemnemente a los líderes malienses que reconsideraran su posición. "Es cierto, la retirada de Malí es un hándicap para todas las articulaciones del G5 Sahel, pero seguimos en la lucha, y estamos unidos", ha declarado el ministro de Defensa chadiano, quien asegura que "nunca ha suelte Malí” y pidió “a nuestros hermanos malienses que vuelvan al G5 Sahel porque el enemigo es común y el G5 Sahel se crea incluso en relación con el terrorismo en el Sahel y precisamente en Malí”.
De hecho, la presencia de terroristas en Malí es una de las principales fuentes de inseguridad en los países vecinos. Angustiados, los líderes de Burkina Faso, Chad, Níger y Mauritania creen incluso que el G5 Sahel, tras haber reintegrado Malí, tendrá que expandirse.
Argelia sigue alejada del G5 Sahel
Para el experto en seguridad Abass Abdoulmooumouni, entrevistado por DW, el G5 Sahel también debe obtener el acuerdo de Argelia para integrarse en él. “Incluso con Malí, el G5 Sahel no puede afrontar válidamente el terrorismo sin Argelia, que es otro peso bastante importante que hay que integrar hoy en la dinámica de la lucha contra el terrorismo en el Sahel y que supondrá absolutamente la salida de Francia por completo del Sahel”, dice.
Este es sin duda el quid del problema: Argel no quiere ni querrá nunca fuerzas extranjeras, especialmente francesas, en sus fronteras. Ya en 2017, al hablar de la financiación del G5 Sahel, la prensa argelina había recordado que Argel "no quiere otra estructura que evacue el tratamiento político en profundidad de la cuestión según un enfoque afroafricano y que será ' un medio para hacer sostenible la presencia de tropas extranjeras en sus fronteras en la medida en que el G5 Sahel no puede funcionar sin el apoyo técnico y estratégico francés, o incluso alemán".