El 16 de junio, el británico Karim Khan se convertirá en fiscal general de la CPI. Tendrá que olvidar los últimos nueve años de la gambiana Fatou Bensouda.
Todo un símbolo: aunque se espera que Laurent Gbagbo regresa a Costa de Marfil el 17 de junio, la Corte Penal Internacional vivirá, el día anterior, una gran conmoción: después de casi nueve años al frente de la corte internacional, la Fiscal General Fatou Bensouda dará paso a Karim Khan. Simbólicamente, la elección es fuerte: acusado de "caza racial" y neocolonialismo por la Unión Africana, la CPI está "desafricanizada", ya que es un británico quien se convierte en Fiscal General, en lugar de un gambiano.
La elección de Karim Khan es una bendición para la institución que, en los últimos años, ha experimentado muchos contratiempos, entre los que destaca ver al sudanés Omar al-Bechir escapar de él en múltiples ocasiones. O incluso tener que afrontar un clamor tras la absolución de Charles Blé Goudé y Laurent Gbagbo, tras diez años en los tribunales. Fuertemente criticada, Fatou Bensouda no dejará solo buenos recuerdos dentro de la Corte Penal Internacional. En el caso de Côte d'Ivoire, siempre ha sido criticado por la inconsistencia de sus acusaciones y por no tener pruebas suficientes para acusar al ex presidente Gbagbo.
Por lo tanto, Karim Khan tendrá la ardua tarea de hacer que la gente olvide los diversos fracasos. Pero a pesar de todo, el nuevo Fiscal General seguirá trabajando en África. El abogado, especialista en derechos humanos, conoce bien el continente: ha trabajado en varios casos, ya que su nombre aparece en tribunales internacionales y especiales para Ruanda y Sierra Leona, entre otros. También defendió al expresidente de Liberia, Charles Taylor, acusado de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, condenado a 50 años de prisión hace nueve años.
Pero Khan debe revisar la política general de la CPI. África cuenta con él, ya que el continente fue una de las puntas de lanza de su elección. En total, 33 países africanos, habiendo ratificado el Estatuto de Roma, votaron en febrero pasado. La mayoría de ellos dieron su voz al británico, apoyado por el asesor especial de la ONU para la prevención del genocidio, el senegalés Adama Dieng, quien lo habría convencido de postularse para el cargo de fiscal general.
Revisar la gobernanza de la CPI
A pesar de esto, Karim Khan no había sido seleccionado en la selección final. Tres países africanos trabajaron principalmente para que Khan pudiera finalmente participar en la encuesta: Costa de Marfil, Liberia y Kenia. Para ellos, como para Adama Dieng, la candidatura de Khan contrasta con la ligereza de Bensouda: el británico es un técnico y conoce el derecho internacional mejor que nadie. Por tanto, debería evitar que el escenario de Côte d'Ivoire se repita en los próximos años.
Karim Khan, nombrado embajador mundial de la Asociación de Abogados de África en 2018, tiene todas las cartas en la mano para devolver el brillo de antaño a la CPI y hacer que la gente olvide las acusaciones de neocolonialismo formuladas contra la jurisdicción internacional. La cultura africana del aguacate funcionó a su favor cuando llegó el momento de votar. Su religión musulmana también ha sido una ventaja, ya que su padre es un ahmadi, una comunidad perseguida en Pakistán y varios otros países.
Pero antes de restaurar la imagen de la CPI, Khan tendrá que revisar su gobernanza, a menudo criticada. Durante su campaña para su elección, deploró las "promesas vacías" de la Corte Penal Internacional e indicó que no estaba allí para iniciar investigaciones de todo tipo de formas. Por tanto, la ruptura con Bensouda parece estar en marcha. Para ello, tendrá que depurar la administración de la CPI. Lo prometió y será su primer proyecto. Entonces será el momento de iniciar nuevas investigaciones. Especialista del Estado Islámico, debería trabajar para consolidar este archivo. Finalmente, deberá reflexionar sobre la relación entre la Corte y el continente africano. Los próximos nueve años prometen ser decisivos para el futuro de la CPI.