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¿África debería elegir entre la lucha contra la pobreza y la lucha contra el calentamiento global?

En una reunión preparatoria de la COP27, los países africanos exigieron a Occidente que deje de anteponer la lucha contra el calentamiento global al desarrollo económico del continente.

Fue el pasado mes de julio. La República Democrática del Congo (RDC) anunció quiere vender parcelas de la cuenca del Congo a las compañías petroleras. Tosi Mpanu Mpanu, embajador y experto en desarrollo sostenible, principal representante del país en temas climáticos y asesor del Ministro de Hidrocarburos congolés, explicó entonces: “Nuestra prioridad no es salvar el planeta”. En otras palabras: la RDC quiere apostar por el desarrollo económico más que por la lucha contra el calentamiento global, aunque sea el hogar de uno de los pulmones del planeta.

Si aseguró entonces que no quería ser amenazador, Tosi Mpanu Mpanu esgrimió un argumento de peso al recordar que África emite menos del 4% de todos los gases de efecto invernadero del planeta y que no es no hay duda de que proporciona los mismos esfuerzos que el resto del mundo. “Quizás sea hora de que nos igualemos y se nos compense”, resumió el especialista quien, a medias, consideró que la lucha contra la pobreza debe primar sobre la del calentamiento global.

Esto es, en esencia, lo que los ministros y especialistas ambientales de la RDC discutieron el martes por la noche. La reunión previa a la conferencia sobre el cambio climático (COP2022) de Sharm el-Sheikh 27 fue una oportunidad para que los líderes hablaran, "en un santiamén", sobre sus sentimientos sobre la lucha climática. Los países del Sur ciertamente han coincidido en mencionar “la urgencia de la acción climática”. Pero hay una falta real de medios para los países forestales que son la República Democrática del Congo, pero también Brasil e Indonesia.

“Necesitamos oxígeno, también necesitamos pan”

Durante este encuentro, la RDC recordó que le estaba costando “decidir” entre la lucha contra la “pobreza extrema” y “la pesada factura de la adaptación al cambio climático”. Nuevamente, ninguna amenaza. Pero una observación terrible. El Congo quiere, de Occidente, "alternativas tecnológicas y financieras sustanciales" para no tener que hacer una elección difícil. La ministra congoleña de Medio Ambiente, Eve Bazaïba, resume así el dilema: “Necesitamos oxígeno, también necesitamos pan”.

Esta ira es tanto más comprensible cuanto que Occidente, a causa del conflicto ucraniano, ha reiniciado ciertas centrales eléctricas de carbón. Por lo tanto, sería inapropiado que Bruselas, por lo tanto, aleccionara a Kinshasa sobre las parcelas puestas a subasta en la cuenca del Congo. Para Estados Unidos, que trabaja para que el presidente congoleño reconsidere su decisión, es posible "encontrar un equilibrio entre la necesidad de proteger la cuenca del Congo y las exigencias del desarrollo y la creación de empleo".

Letra. Pero las acciones en sí tardan en llegar. Porque, ¿cómo persuadir a los países africanos para que se embarquen en la lucha por salvar el planeta sin tener que renunciar a su desarrollo económico? Esta es una de las cuestiones que se debatirán durante una COP27 que promete ser decisiva.

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